A finales del pasado mes de abril el suelo sobre el que rodaba Spirit cedió y sus ruedas se hundieron en una capa de sulfato de hierro (III) en la que permanece atrapado desde entonces.
Todos los intentos por liberarlo, a pesar de las simulaciones y los ensayos hechos con un «gemelo» que el equipo de control tiene precisamente para estas cosas, han fracasado hasta el momento. La NASA se enfrenta al ultimátum que supone la llegada en mayo del invierno marciano.
El problema es que tal y como está orientado el rover en este momento sus paneles solares están inclinados hacia el sur, con lo que cada vez aprovechan menos la energía del Sol.
De no ser capaces de variar y mejorar esta orientación los niveles de energía que producen los paneles irán bajando cada vez más hasta que no sean capaces ni de mantener encendida la electrónica de a bordo ni los calentadores que evitan que se deteriore por el frío invierno marciano. Por tanto la NASA ha tomado la decisión de no intentar sacar al Spirit de su trampa y centrar sus esfuerzos en variar su inclinación, para asi poder enfrentarse al proximo invierno
Si se consigue esto el Spirit se convertirá en una estación científica fija que idealmente podrá comunicarse con tierra cada pocos días durante el invierno, según los paneles solares puedan ir cargando sus baterías y que con la llegada de la primavera y el verano podrá seguir haciendo ciencia aún durante mucho mas tiempo.
Una de las primeras cosas que podría hacer es intentar determinar si el núcleo del planeta es sólido o líquido, para lo que es necesario detectar cambios mínimos en su órbita que solo se pueden medir manteniendo un punto de observación fijo.
Para Steve Squyres, científico jefe de la misión, perder la movilidad del rover es una posibilidad que siempre estuvo presente, y considera que esto no es el fin de la misión, sino un cambio de fase…